CÁNCER Y TRABAJO

La sensibilización de empresarios, jefes, Administraciones Públicas y todos los agentes implicados en el empleo, ante las condiciones fisicas y mentales en las que quedan las personas después de la enfermedad, es la única forma de que la reincorporación sea posible y beneficiosa para todos. Lamentablemente, las cifras de incidencia de cáncer van en aumento, es una cuestión que nos afecta a todos.

Como cada 4 de febrero el mundo se cita para poner el foco de atención en el cáncer. Este año, la AECC ha querido centrarse y visibilizar uno de los aspectos más importantes de la enfermedad y de los que solo se habla después de tratar otros muchos: la situación laboral y las repercusiones que sufren en sus trabajos las personas que tienen o han tenido cáncer.

Todos estamos de acuerdo en que lo importante es curarse, que queden las menos secuelas posibles y que no se recaiga nunca. Pero las cifras que anticipa la Sociedad Española de Oncología Médica en su reciente informe son clamorosas:

Tal y como muestra la imagen, se prevé que la incidencia (número de casos nuevos de una enfermedad en una población y en un periodo de tiempo determinados. Puede expresarse como el número absoluto de casos nuevos en un año o como tasas, número de casos nuevos por 100.000 personas y año) aumente un 55% en 2040 respecto a 2020, y se calcula que en España en 2024 se van a diagnosticar 286.664 casos nuevos de cáncer.

Copiamos textualmente del Informe SEOM 2024:

“Los cánceres más frecuentemente diagnosticados en España en 2024 serán los de colon y recto (44.294 nuevos casos), mama (36.395), pulmón (32.768), próstata (30.316) y vejiga urinaria (22.097). A mucha distancia, los siguientes cánceres más frecuentes serán los linfomas no hodgkinianos (10.706), y los cánceres de páncreas (9.986), riñón (9.208), cavidad oral y faringe (7.603), cuerpo uterino (7.305), estómago (6.868) e hígado (6.856)”.

El citado informe pone de manifiesto que estas cifras pueden verse ligeramente alteradas pues los efectos de la pandemia también han trastocado las cuentas del cáncer. Pero más o menos será como nos lo están contando.

Las casi 300.000 personas que serán diagnosticadas por primera vez de cáncer, más todas las que están actualmente en tratamiento, más todas las que habiendo acabado los tratamientos aún no se han recuperado tienen que pensar en muchas cosas y el trabajo es una de ellas.

Hoy se hacía una interesante reflexión en un reportaje publicado con motivo de la celebración anticipada que ha hecho la AECC del día mundial del cáncer. Decía más o menos lo siguiente: Cuando un trabajador está de baja por cualquier contratiempo la empresa está deseando que se incorpore a su puesto de trabajo, pero cuando el motivo de la baja es el cáncer se prefiere que no vuelvan nunca.

Así de crudo lo decía porque así de crudo debe ser. A renglón seguido se hablaba del olvido oncológico… un derecho que esperamos que sea realidad de verdad, no solo sobre el papel, algún día.

Y es que son muchas las secuelas que puede sufrir una persona que ha pasado por un tratamiento contra el cáncer y muchas de ellas serán de por vida, por lo que habrá que adaptar el desempeño de su puesto de trabajo a sus necesidades. Y a esto, tal y como está la cosa, no deben estar dispuestos todos los empresarios.

En el caso de los trabajadores autónomos, podría parecer más sencillo, por la libertad de la que en apariencia disfrutan, pero seguro que no lo es, porque también suelen disponer de muchos menos medios para desempeñar su actividad y los impuestos y burocracias no lo ponen fácil.

Quienes sabemos lo que es tener cáncer y tener el apoyo absoluto de las personas con las que trabajas, sabemos también lo importantísimo que es y lo que ayuda en momentos tan difíciles. Vivirlo de otra forma debe ser horrible. Sumarle a todo lo que te ocurre la incertidumbre de lo laboral seguro es angustioso.

Y puesto que las cifras de diagnósticos aumentan año tras año y las cifras de supervivencia también, la cuestión laboral cada vez tiene más importancia y afecta a más personas y más empresas.

Un enfermo de cáncer, cuando lo supera, sufre secuelas físicas y psicológicas graves en muchos casos que pueden impedir o dificultar mucho la reincorporación al trabajo en las mismas condiciones en las que lo desempeñaba antes de la enfermedad. Solo la sensibilización y dejar de pensar solo en la productividad y en los resultados puede hacer que quienes tienen que decidir apoyen a ese trabajador, aún a costa de soportar alguna pérdida económica. Todos conocemos a alguien con cáncer. ¿Tan difícil es ponerse en el lugar de esa persona?

Hoy en el citado acto estaba presente la Ministra de Trabajo. Esperemos que sea para tomar nota y ayudar de verdad en forma de medidas que eviten la discriminación, de ayudas directas a las personas que no pueden trabajar o a las empresas para que no rescindan sus contratos, lo que haga falta, y no solo para salir en la foto.

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