LLEVAR TURBANTE: MUCHO MÁS QUE UNA CUESTIÓN ESTÉTICA

Lo hemos dicho muchas veces: llevar turbante es mucho más que cubir tu cabeza durante el tiempo que dure la enfermedad. Es una cuestión psicológica.

Para centrar un poco la cuestión, empezemos por ver esta relacion entre cómo vestimos y la psicología.

Podríamos definir la Psicología de la Moda como “el estudio y tratamiento de cómo el color, la imagen, el estilo y la belleza afectan al comportamiento de los individuos en un marco sociocultural determinado”.

Y cómo vestimos incide mucho en otros muchos aspectos, ya que condiciona tanto el cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo nos percibimos y la imagen que queremos transmitir, como el cómo nos ven los demás, pues de forma consciente o inconsciente todos en mayor o menor medida juzgamos al resto, entre otras cosas, por como visten.

Pues aunque estamos de acuerdo en que el turbante oncológico no es una prenda de moda, sin duda afecta, por sus connotaciones y significado, al comportamiento de los individuos. Tanto al de las mujeres que lo llevan, como también al de los que las miran por la calle y saben, en un momento y sin género alguno de duda, que están muy enfermas.

Por todo esto nosotras siempre decimos que llevar turbante oncológico es mucho más que taparte la cabeza durante un tiempo, pues lejos de ser, en nuestra opinión, una cuestión meramente estética, tiene mucho trasfondo psicológico.

Y sin entrar en materia técnica de la que no somos conocedoras, si podemos hablar de lo que por experiencia propia sabemos que es llevar turbante oncológico:

Elegir llevar turbante en público es compartir tu enfermedad con todos, es decirles lo que te pasa sin que te pregunten y es mostrar tu debilidad, el mal momento por el que estás pasando y todo lo que ello conlleva.

Solo por eso, la persona que vive el cáncer con peluca, sin mostrarse en público con turbante y la que lleva turbante ya encaran la enfermedad de forma distinta. Hacerla pública es un paso que no todo el mundo da y por supuesto es una opción absolutamente respetable y totalmente comprensible. Te invitamos a que leas nuestro post “Una decisión Importante: Turbante o Peluca” en el que justo hablábamos de esto.

Pero si te decides a llevar turbante, vas a vivir el cáncer de otra forma, porque no solo tu gente va a saber que estás enferma, sino que lo va a saber la persona que te atiende en el supermercado semanalmente, todos los niños compañeros de tus hijos porque te ven en la puerta del cole cuando vas a recogerlos, los camareros de los restaurantes que frecuentas, quien te atiende en el banco (si es que aún vas físicamente) y en tu tintorería. Todo el mundo, absolutamente todo con el que te cruces sabe de tu enfermedad.

Modelo Coco Chanel
Modelo Coco Chanel

Y la gente te mira y en sus caras ves muchas cosas. Muchas porque son muchos meses los que llevas turbante y mucha gente con la que te cruzas. Si eres una mujer joven y vas con unas mallas y tus zapatillas de deporte caminando rápido, o si vas con tu outfit de oficina y tu turbante oncológico, vas a ver sorpresa en la cara de los demás.. eso lo primero.

Si, empiezas por ver la cara de asombro y pena en los sitios a los que vas frecuentemtente, porque un día te ven normal y la semana siguiente llevas turbante. Es un shock para ellos y para ti también.

Llevar turbante no te ahorra ninguna explicación. Todo el que te aprecia y tiene cierta confianza de una forma u otra te pregunta abiertamente cómo estás, qué ha pasado, cómo es tu tratamiento y te desea lo mejor. La pregunta ¿Cómo te encuentras? Es diaria.  Y el que te conoce de vista, que te ha visto mil veces por tu barrio, te mira con cara de pena. Esa pena se ve, se ve en la cara de la gente perfectamente.

Pues dicho esto, que es muy obvio, y que pasa si o si,  tu puedes hacer que las cosas sean de dos formas distintas:

Si llevas un turbante alegre, favorecedor, combinado con tu ropa, sin estridencias y te pintas tus cejas y sonríes, lo que vas a ver, además del cariño y la preocupación es admiración. Igual no el primer día que te ven con turbante (que es el día del shock) pero poco después si, vas a ver admiración porque ven a una persona que está sufriendo pero que le pone ganas de estar bien, lo mejor posible.

También vas a comprobar lo amabilísima que es la gente. Vas a ver gestos preciosos en gente que no te conoce y eso es muy reconfortante.

Ver admiración y amabilidad en la gente no es una cuestión de ego, sino que da un chute brutal de energía.  Y ahora te hace falta energía, y mucha.

En cambio, si te pones cualquier cosa en la cabeza, llevas turbante como quien lleva una cruz al hombro, va a pasar lo contrario, solo vas a ver reflejado en los demás pena y preocupación. Y ese bajón todos los días a todas horas puede ser tremendo. Puede ser la “pescadilla que se muerde la cola”.

Por eso es importante elegir un turbante de calidad, que te haga sentir confort, pero también que te haga verte bien, con el que no te sientas disfrazada, que vaya contigo, que no te haga sentir menos tú de lo que la enfermedad te hace sentir.

Nosotras diseñamos los WOW después de llevar turbante y por eso llevan tachuelas, broches, son de pana o con rayas marineras. Porque parecer una jequesa en Madrid o llevar un pañuelo de look playero en Burgos en febrero, no ayuda a verse mejor, y eso tiene sus consecuencias. 

¡Gracias por leernos!

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