CUIDARSE: ¿NUNCA ES SUFICIENTE?

Lo que uno puede hacer para cuidarse cuando está enfermo, y también cuando no lo está, tiende a infinito. Nunca es suficente. Y esto es agotador.

Vivimos tiempos en los que parece que todo esté en nuestras manos o dentro de nosotros. Solo tenemos que esforzarnos lo que sea necesario hasta conseguir lo que queremos. La cultura del esfuerzo, necesaria para prosperar en cualquier ámbito de nuestras vidas, se ha convertido en una especie de realismo mágico (licencia literaria que nos tomamos) que nos dice que si deseamos algo mucho y nos esforzamos por conseguirlo, sin duda lo lograremos. Si tu quieres, tu puedes.

En general esto es, además de falso, agotador para cualquiera en su sano juicio. Y puede generar trastornos y frustración, si, como es de esperar, no logramos todo lo que nos propongamos, por mucho que nos esforcemos.

Pero cuando tienes cáncer u otra enfermedad grave, este “realismo mágico” puede tener consecuencias dramáticas por lo que puede provocar en el enfermo. Porque decirle a alguien que vive la enfermedad y la incertidumbre de si se curará o no, que puede lograr todo lo que se proponga es tan dañino que puede hasta afectar a su salud.

Cuando tienes cáncer, que es lo que conocemos y de lo que podemos hablar, tienes miedo, estás débil física y mentalmente y vives en una continua incertidumbre. Tu día a día y tu planificación a futuro han cambiado radicalmente. Ahora todo es posible, puedes sobrevivir o no. Es la pregunta de cada día, pero la respuesta no depende solo de ti.

Por eso da mucha rabia y preocupa ver cómo los medios, RRSS y medios tradicionales, recogen las opiniones de aquellos que venden consejos sobre cómo mejorar tu vida con el cáncer y depositan en el paciente la responsabilidad de manejar su estrés, de cuidar su alimentación, de controlar su ira, en definitiva, de su sanación.

Y por eso creemos que un nutricionista, un experto en educación física y un psicólogo deberían estar en la consulta contigua a la del oncólogo para que, con todos los datos de cada paciente, pudieran ofrecerle la información personalizada, de fiar y completa que necesita. Para que cuando leyera en el periódico (en cualquiera de ellos) o en RRSS las barbaridades que a veces se dicen, pudiera identificarlas, desterrarlas y aplicar lo que esos profesionales le han dicho.

Pero además, es importante que no se de voz a todos aquellos que, con poco rigor científico hablan de nutrición, de hábitos de vida, de ejercicio o de psicología para enfermos de cáncer.

Cuando tienes cáncer es fácil caer en un espiral de auto-exigencia obsesiva con la alimentación, el ejercicio físico, la necesidad de dormir bien, de mostrar tu mejor cara. Hay que vigilarse a uno mismo para que no pase.

Equilibrio: esa es la palabra.

Foto de Dingzeyu Li

Siempre decimos que hay que cuidarse lo que cada uno pueda, que es importante, (lo hemos vivido: hacer ejercicio, comer bien y mantener en general una actitud positiva ayuda), también sabemos que no es sano llegar al extremo de sentir que nada es suficiente, que siempre puedes hacer más para estar mejor, para ayudar a tu curación, o que incluso la cura depende de uno mismo. Es estresante y frustrante y lo único que te falta en esos momentos es el sentimiento de culpabilidad por no hacer todo lo que está en tu mano.

El nunca es suficiente, aplicado a lo que puedes hacer por curarte o por no volver a recaer, genera estrés y culpabilidad. Y así no se puede vivir.   

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