MEDITACIÓN Y CÁNCER

Los aspectos psicológicos a los que se enfrenta una persona con cáncer o con cualquier otra enfermedad grave son muchos, conocidos y ampliamente tratados por los profesionales que cuidan de los pacientes sea cual sea su especialidad. “Lo psicológico” siempre está presente en la curación.

A nadie le extrañará ahora leer que la meditación puede ayudar en el día a día a sobrellevar mejor la angustia, el miedo, la desesperación, pero también a afrontar mejor los efectos físicos que provocan los tratamientos. Y nos lo dice muy claro el director del Instituto Canario de Investigación del Cáncer y jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Negrín el Dr. Pedro Lara:

«El estrés produce una disminución de las defensas, y aquellas personas con cáncer que han mantenido un tono vital para no entrar en depresión o controlar su estrés crónico viven más y mejor que los que no han podido superar el impacto emocional de la enfermedad», apunta el doctor.

El estrés juega en contra de la recuperación, por lo que, todo lo que ayude a paliarlo es muy necesario y bienvenido.

Quien haya meditado antes de la enfermedad sabrá de sobra de lo que hablamos, pero para quien no lo haya hecho, esto puede ser “revelador”.

La meditación cuesta, no es fácil meditar, requiere práctica sobre todo, pero también ganas y paciencia. Puedes pasarte semanas intentándolo y sentir que no consigues nada y que tu cabeza, en esos minutos que dedicas a meditar, es una jaula de grillos. Pero lo importante es seguir, no dejarlo, e incluirlo en la rutina diaria, como algo que hay que hacer.

Estamos hablando de ¿cuánto?, ¿diez? ¿quince minutos al día? Es fácil. Merece la pena intentarlo y darle una oportunidad.

La meditación es lo contrario del ejercicio físico. El cuerpo para, la cabeza para, respiras, te relajas, desconectas y cuando acabas no estás a tope, lo contrario… cuesta un minuto volver a ponerse en marcha. Pero es tan beneficiosa como el ejercicio. Y pasa lo mismo que con este, que cuando estas acostumbrado a meditar a diario y lo dejas por unos días, es cuando te das cuenta de la falta que te hace y de lo bien que te sienta.

Es como cuando no te das cuenta de lo que te molestan los tacones hasta que te los quitas. Igual.

Hay muchas formas de meditar, y muchísimas aplicaciones para hacerlo. También muchos profesionales que pueden ayudar. Hay que ir probando hasta dar con la forma que mas te guste.

Empezar por la meditación guiada siempre es mejor: Los audios de Deepack Chopra en Youtube son míticos, Belén Colomina en ABC Bienestar, y sobre todo Natharet Castellanos, una neurocientífica, gran divulgadora, que siempre cuenta cosas muy interesantes… cada uno a su manera son grandes profesionales y seguro que alguna forma es la que encaja contigo. Y también hay apps en las que meditar, gratuitamente o con guías de pago. Petit Bambou es una de las más conocidas.

Meditar ayuda siempre, pero cuando estas enfermo y vives con dolor, incertidumbre y miedo, ayuda mucho más. Y cuando estás en la nebulosa de tratamientos, revisiones, resultados, análisis, no hay muchas cosas que te puedan ayudar con la cantidad de estres que vas a sufrir. La meditación y el ejercicio si pueden.

Si con esto no lo ves claro, lee lo que la Clínica Mayo publica al respecto en su web.

Y, en todo caso. ¿Qué tienes que perder? Nada, absolutamente nada. Solo hay beneficio.

Eso si, a la meditación hay que darle una oportunidad, un tiempo. Si se lo das, es más que probable que ya no lo dejes nunca. Como el ejercicio de fuerza.

Gracias por leernos.

Este sitio utiliza cookies para ofrecerle una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, acepta el uso que hacemos de las cookies.